La Estrategia busca consolidar a la región como un territorio competitivo e innovador, fomentando la transformación productiva a través de la concentración de recursos en áreas de especialización clave. Estas áreas incluyen minería, laboratorios naturales y turismo de intereses especiales, todas con potencial para generar ventajas competitivas. La estrategia se centra en la diversificación económica, la sostenibilidad ambiental y la transición digital, lo que implica un control sobre las tendencias futuras y la conservación de los recursos naturales, avanzando hacia un desarrollo territorial sostenible y la mejora de la calidad de vida de la población. En cuanto a la agricultura, la ERI destaca el desarrollo de la Agricultura del Desierto como uno de los nichos de especialización dentro del área de laboratorios naturales. Este nicho se enfoca en aprovechar las características del clima desértico de la región para innovar en procesos productivos agrícolas, haciendo uso de tecnologías avanzadas como la agricultura inteligente, el Big Data y la inteligencia artificial. La estrategia subraya la importancia de optimizar los recursos hídricos y aumentar la productividad agrícola mediante la incorporación de tecnologías para enfrentar desafíos como la sequía, que es especialmente crítica en la región.