Desde 1980, los niveles de ingreso en América Latina y el Caribe (ALC) no han mostrado convergencia con los de Estados Unidos, en marcado contraste con Asia emergente y Europa emergente, donde sí se han observado avances rápidos. Un factor clave detrás de esta divergencia ha sido el lento crecimiento de la productividad en ALC. Este bajo dinamismo ha sido generalizado entre industrias y empresas del sector formal, donde la limitada difusión tecnológica ha desempeñado un papel determinante. La inteligencia artificial (IA) tiene un gran potencial para impulsar la productividad en el sector formal, favorecer su expansión, reducir la informalidad y acercar a la región hacia la convergencia con las economías avanzadas. Sin embargo, existe el riesgo de que ALC quede rezagada frente a los países desarrollados y a los mercados emergentes líderes en el avance de la IA. Para aprovechar plenamente los beneficios de esta tecnología, las políticas públicas deben centrarse en facilitar la difusión tecnológica y apoyar los procesos de transición laboral.