Implementar sistemas de producción sostenibles dentro de esquemas de “una sola salud” u otros que agreguen beneficios de salud pública a lo largo de toda la cadena de valor es una estrategia útil para desarrollar sistemas agroalimentarios que optimicen los resultados sanitarios reconociendo la interconexión entre las personas, los animales, las plantas y el entorno que comparten.
El deseable y necesario aumento del consumo de frutas, legumbres y hortalizas solo será posible mediante un notable esfuerzo en la producción y educación de la población para el consumo de dichos productos y en la logística para su comercialización, el cual los hará más competitivos y accesibles, especialmente en favor de los consumidores de menores ingresos.
Proteínas de alta calidad, carbohidratos (cereales y azúcares), grasas y alimentos fortificados y biofortificados para alcanzar una dieta equilibrada y nutritiva que contribuya a la salud humana.
Las decisiones sobre qué consumir deben dejarse al consumidor que toma sus decisiones basado en factores históricos, culturales, de acceso y de disponibilidad, entre otros, que debe ser respetado. El Estado debe educar e informar sobre dietas saludables, así como desarrollar campañas de prevención en resguardo de la salud pública, fundamentadas en información actualizada y evidencia científica.
El comercio internacional abierto, transparente y previsible es central para un sistema alimentario global eficiente y debe regirse por la normativa multilateral, con el fin de promover la liberalización agrícola y reducir las restricciones arancelarias y no arancelarias. Es fundamental que el sistema multilateral desempeñe un rol cada vez más activo para limitar y reducir la distorsión del comercio y la producción y velar por la adopción y aplicación de medidas sanitarias y fitosanitari...
La transformación de los sistemas alimentarios globales debe ser equilibrada en relación con los siguientes atributos: capacidad de aumentar la producción y variedad de alimentos; sanidad e inocuidad; diversidad y calidad nutricional; y sostenibilidad ambiental, económica y social. Se reconoce que no existe un modelo único y los equilibrios y trade-offs serán distintos en cada país y subregión, por lo que importa que las transformaciones se lleven a cabo gradualmente según las responsab...
Los productores agropecuarios y los trabajadores de los sistemas alimentarios son un eslabón imprescindible y central. Sin producción agropecuaria, no hay materias primas que se transformen en alimentos y, por lo tanto, se pone en serios riesgos la seguridad alimentaria. Además, la agricultura es central para la erradicación de la pobreza, el desarrollo rural y brinda servicios ecosistémicos claves para el logro de sistemas alimentarios sostenibles....
A lo largo de las últimas décadas, los sistemas alimentarios mundiales han enfrentado mayormente con éxito la creciente demanda de alimentos, resultante del incremento poblacional y el aumento del ingreso per cápita. Sus futuras transformaciones, por lo tanto, deben partir de sus demostradas fortalezas y de las contribuciones ya realizadas.
El PARLATINO y la FAO manifiestan su compromiso de actuar de forma conjunta y aunar fuerzas para mitigar los efectos de la crisis causada por COVID-19 en los países de América Latina y el Caribe, y reconstruir mejores sistemas alimentarios, instando a los gobiernos y parlamentos de la región a promover un aumento de las inversiones responsables en la agricultura y los sistemas alimentarios mediante la aplicación de los Principios para la inversión responsable en la agricultura y los sistema...
De acuerdo con la administración del canal, las tarifas adicionales para los graneleros de carga seca subirán temporalmente al 10 %, afectando el comercio de trigo en el contexto de conflicto armado.