La Política busca fortalecer la gestión integral del riesgo de desastres (GRD) en el país. Esta política, elaborada bajo la guía de la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI), responde a compromisos internacionales como el Marco de Sendai, integrando los principios de sostenibilidad y desarrollo humano. Los objetivos estratégicos se organizan en cinco ejes principales: comprender el riesgo de desastres, fortalecer la gobernanza, invertir en la reducción del riesgo, proporcionar una respuesta eficiente y fomentar una recuperación sostenible. Estos ejes están diseñados para articular la acción de actores públicos y privados, desde el nivel local hasta el nacional, fomentando la colaboración interinstitucional y la creación de capacidades para mitigar riesgos futuros. La política establece que el enfoque de la GRD debe ser transversal, con una fuerte inversión en la preparación y prevención, lo que implica la adopción de medidas estructurales y no estructurales. Se destaca la importancia de la coordinación entre los diferentes actores de la sociedad, incluidos los sectores público y privado, así como la cooperación internacional. Se promueve la educación y la sensibilización en torno a la GRD, con un enfoque en la equidad, asegurando que las comunidades más vulnerables sean priorizadas en las estrategias de reducción de riesgos. El objetivo final es construir una cultura de resiliencia que permita a las comunidades responder mejor ante desastres y reducir los impactos económicos y sociales. Finalmente, la política establece mecanismos de seguimiento y evaluación para garantizar su implementación efectiva. El Plan Estratégico Nacional (PENRRD 2020-2030) define 74 acciones estratégicas que se llevarán a cabo durante los próximos diez años, con indicadores claros para medir los avances.