El marco propone seis objetivos principales para mejorar la resiliencia climática, que incluyen integrar la resiliencia climática en la planificación y gestión, aumentar la resiliencia del entorno construido, movilizar capital e innovación, equipar a las comunidades con los recursos necesarios para evaluar y responder a riesgos climáticos, gestionar de manera sostenible las tierras y aguas, y ayudar a las comunidades a ser más seguras, saludables, equitativas y económicamente fuertes. Las acciones propuestas incluyen la modernización de códigos de construcción para resistir condiciones climáticas extremas, promoción de inversiones en tecnologías innovadoras que mejoren la resiliencia, y la implementación de soluciones basadas en la naturaleza como la reforestación y restauración de humedales. Además, se busca equipar a las comunidades con herramientas y datos para evaluar y mitigar riesgos climáticos, apoyando el desarrollo de planes de resiliencia locales. Se enfatiza la importancia de integrar la justicia social en las políticas de resiliencia, asegurando que las comunidades vulnerables reciban apoyo adecuado y participen activamente en la planificación y ejecución de las estrategias de resiliencia.